Hace unas semanas estuvimos comentando en el blog sobre Legaltech como parte fundamental del sector legal hoy y de las oportunidades que en el sector jurídico puede deparar el metaverso.
Señalábamos que la atención que despertaba la plataforma como posible fuente de oportunidades de negocio, pero, además, nos movía a la reflexión la dinámica adaptación de un sector conservador, como lo es el jurídico, que se ha incorporado de una manera audaz, dinámica y proactiva en la senda de la transformación digital. Prueba de ello, es que hoy queremos hablar sobre nuevos hechos que confirman este escenario.
Todos, absolutamente todos, en el mundo de la empresa y la comunicación tienen un tema de conversación y reflexión: la irrupción del Chat GPT. Muchos ya han comenzado a experimentarlo. A nivel general, basta con un solo dato para dar testimonio de la conquista de nuestra atención: la plataforma ha sido lanzada a finales de noviembre del año pasado y, según datos de GfK DAM a finales de enero ya contaba en España con 2,23 millones de usuarios únicos.
¿Estamos ante una nueva revolución? Estamos ante un nuevo fenómeno que, como otras innovaciones que se presentan con inusitada periodicidad, nos obliga a esforzarnos para no perder la pista de su evolución.
El periodista Javier Sampedro, especializado en temas científicos, informaba hace unos días en su columna de El País que los sistemas como el ChatGPT ya se comportan como matemáticos consumados y ayudándoles a estos a escribir demostraciones paso a paso a partir de la intuición incompleta de un humano y –atención, viene una bomba– “pueden mejorar probando teoremas y creando nuevas matemáticas, pero de un modo que los humanos no podemos entender”. Las capas de abstracción progresiva de la IA se parecen también en esto al cerebro humano: en que no entendemos cómo funciona.
¿Somos capaces de seguir este relato? No es fácil, con lo cual, volvamos de momento a la base.
En el sector jurídico, decíamos al principio, ya están experimentando con sistemas desarrollados por OpenAI que fue quien lanzó ChatGPT. El bufete londinense Allen & Overy inició una prueba involucrando a unos pocos abogados, pero, en cuestión de meses, creció hasta involucrar a 3.500 trabajadores de las 43 oficinas de la empresa y realizando más de 40.000 consultas. Hoy uno de cada cuatro abogados del equipo de Allen & Overy utiliza la plataforma de IA a diario, y el 80% lo hace una vez al mes o más. Han sido los primeros de muchos despachos que ya están operando con OpenAI.
En el ámbito legaltech que opera en España la transformación tecnológica y en particular la Inteligencia Artificial está incorporada de una manera natural y con un desarrollo acorde con esta dinámica veloz que impone la innovación cotidiana.
Una de las compañías líderes en el sector, Lefebvre, acaba de lanzar ActitudTech, un propósito de marca que pone de manifiesto su compromiso con la transformación tecnológica no solo del sector jurídico sino de la sociedad, ya que, como manifiesta José Ángel Sandín, CEO de Lefebvre, “ActitudTech es una manera de ser, una pasión por desarrollar herramientas tecnológicas que mejoren nuestras vidas”.
Lefebvre, para alcanzar este cometido, trabaja de manera colaborativa con sus clientes y partners. Gestiona con ellos el conocimiento y el desarrollo de productos y servicios que se resuelven en un ejercicio de relación entre la tecnología y la creatividad para dar soluciones a problemas inmediatos y futuros. La inercia de la transformación tiene una dinámica que solo desde el compromiso con una actitud proactiva permite no perder el paso.
Prueba de ello, es que Lefebvre, uno de los pioneros en la aplicación de la IA en el sector jurídico español, ha desarrollado un Ecosistema que integra una multiplicidad de servicios, muchos de ellos operados con IA en interacción con los clientes en la gestión del conocimiento. El Ecosistema es un sistema abierto, en permanente evolución.
Cuando estés leyendo esto, seguramente las cifras que hemos mencionado estén actualizadas al alza, pero lo que es mucho más estimulante: la mayoría de los proyectos en desarrollo habrán avanzado un poco más con lo cual, el escenario volverá a cambiar, pero, afortunadamente, como hasta ahora para mejor.
¿El pasado fue mejor? Hoy es mejor. Mañana más.
